VALENCIA
Hay cosas singulares que en la vida
nos dejan un ardor que no se apaga:
esencias del fervor que se propaga
dejándonos el alma conmovida.
Valencia es de mi andar la concurrida.
De sus celos, la música me indaga
por calles y por plazas, como daga
que ahonda por la sed del homicida.
Del Turia, por sus puentes angulares,
mis pasos van o vienen de su gloria
devorando la paz de sus sillares.
Tiempo de inmarcesibles incursiones.
Botánico jardín de la memoria,
que me llena de ensueños y canciones.
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